Por más de 40 cuarenta años, Candelario Chamiso se a dedicado a la elaboración de mosquete
s para la celebración del carnaval en Huejotzingo.
Su trabajo como artesano comenzó a sus 23 años, cuando su hermano Damián, quién también trabaja en el taller; necesitaba un mosquete para su participación en el carnaval. Con su conocimiento en el labrado de madera y algo de herrería llevaron a cabo la tarea; sin darse cuenta habrían descubierto su vocación.
El proceso comienza con un tronco de nogal que pasa a ser tallado con la forma del mosquete, para después dibujar en la base o caja, la figura a esculpir. A la par, se prepara el caño, que se corta a partir de un tubo de acero de altas presiones para soportar las explosiones de pólvora.
Por último, se pinta y barniza para entregar al cliente.
A pesar de la pandemia, Chamiso no dejó de trabajar en la fabricación de estas armas, al contrario de otros artesanos que mermaron sus ingresos de temporada.
